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FIDIAS LAB

15 años no es nada

Abril de 2001 – PUNTA CANA

Un grupo de estudiantes de Inef celebran su viaje fin de curso, y entre mojitos, playas de arena blanca y exaltación de la amistad deciden que quieren montar una empresa de entrenamiento personal (véase foto de los momentos previos).

Momentos previos a la gestación de Fidias, solo nos faltaba Nacho

En esa época aún el entrenamiento personal era algo que parecía limitado a famosos y gente adinerada, pero si le hacíamos caso a eso que nos habían dicho en la facultad de la importancia de la “individualización”… entonces tenía que ser el futuro…

Al acabar la carrera todos nos pusimos a trabajar en diferentes cosas mientras seguíamos con la idea en la cabeza, así que no sería hasta comienzos de 2003 cuando se nos cruzó el proyecto que serviría para que FIDIAS naciera unos meses más tarde.

El CBPC (Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz) sacaba a concurso público la prestación del servicio de preparación física para su personal operativo. Efectivamente, aunque pueda parece increíble, alguien en 2003 estaba convencido de que los bomberos necesitaban de una preparación física específica para realizar su trabajo, y que ésta además tenía que ser supervisada por profesionales. Muy buena parte del mérito de que esas personas apostaran por la creación de este proyecto pionero en España fue del COLEF, que estuvo detrás durante todo el proceso y lo impulsó y acompañó durante su vida.

Disquete: unidad de almacenamiento de 1,44 Mb usada aún en los albores del siglo XXI

Pero volvamos a 2003. Los chicos del mojito de Punta Cana se ponen manos a la obra en la elaboración de “EL PROYECTO”. Si quieres hacerte una idea de como fueron los meses posteriores solo tienes que cerrar los ojos e imaginar un piso de estudiantes en el que solo hay chicos los últimos días de la época de exámenes. Si Apple o Amazon tuvieron su garaje, nosotros tuvimos un piso en la calle Torneo (Sevilla) que estuvo cerca de recibir un premio por parte de los restaurantes de comida para llevar de la zona y una advertencia de sanción de sanidad. Por suerte sobrevivimos para llegar con fuerzas suficientes a la última semana, marcada por los turnos para dormir (había más personas que camas) y los diskettes de 3 1/4 (ver foto para los de la LOGSE) con títulos a boli del tipo: “Proyecto definitivo”, “Superdefinitivo”, “Definitivo Total” o “NO TOCAR, MUY DEFINITIVO”.

Una vez entregados los sobres (obviamente el último día de plazo) solo quedaba esperar… y esperamos… hasta que un día llegó la llamada que nos llevaba a todos hacia Cádiz felices pero a darnos nuestra primera “ostia de realidad”.

Los primeros meses fueron una mezcla de ilusión y de trabajo sin horario. El proyecto inicial que habíamos hecho con nuestros mejores conocimientos, libros y apuntes de la carrera pronto vimos que necesitaba de muchos cambios para adaptarse a la realidad. Fueron tiempos de prácticas con los bomberos para conocer mejor su trabajo “disfrazados” con traje de intervención, charlas con ellos para explicarles porqué no todo debía ser press de banca, y cientos de reuniones hasta las tantas de la madrugada entre las 7 personas que comenzamos este proyecto. Hay una pizzería en El Puerto de Santa María cuyos hijos podrán ir a la universidad (aún con los precios que tiene a día de hoy) gracias a nuestros pedidos de esa época, aunque también nosotros somos los culpables de la deforestación de buena parte del amazona con tanta caja de cartón.

El proyecto fue creciendo y los resultados fueron apareciendo. La visión que la gente de a pie solía tener de nuestro trabajo era el de hacer “superbomberos”, mientras que el objetivo real era hacer “deportistas” que prolongaran lo máximo su vida laboral sin lesiones y con la mayor calidad de vida posible (y si se producía una lesión, recuperarla). Creo que ahora lo llaman “readaptador”…
Nuestro proyecto además nos llevó a tener una publicación en papel sobre entrenamiento para estas profesiones e incluso a organizar dos jornadas sobre “preparación física en profesiones de riesgo con alto requerimiento físico” con el Instituto Andaluz del Deporte, en esa época dorada en la que el IAD era el motor formativo en Andalucía con muchas y buenas formaciones para todo el territorio (además de gratuitas). Esto nos sirvió para poder meter en una sala a expertos del ejército, grupos de rescate, GEOS, bomberos forestales, guardia civil, bomberos,…, y analizar con ellos como la actividad física era vital para su vida laboral (y personal). Todo funcionaba bien, los bomberos entrenaban y otros consorcios y servicios de bomberos se interesaban por el proyecto que se estaba haciendo en Cádiz con tan buenos resultados.

Pero llegó la crisis y topamos con la política. Voy a ser claro: Un grupo de políticos pensó que vendía más a la hora de conseguir votos el ahorro de quitar un servicio frente al ahorro REAL tanto económico como en la reducción de número de bajas, su duración y el aumento de la calidad de vida de más de 500 bomberos. Así de sencillo.
Y en realidad tenemos que estarles agradecidos. MUY AGRADECIDOS.

Fidias desde hacía unos años ya hacía más cosas. Desde 2007 funcionaba nuestro departamento de formación, y unos años después comenzamos a realizar entrenamiento personal en centros externos . Llevábamos años “soñando” con montar nuestro propio centro de entrenamiento personal. Fantaseábamos con como sería la sala, que material tendríamos, cómo trabajaríamos, con que personal contaríamos… pero no dábamos el paso de montarlo. En los cursos animábamos a nuestros alumnos a lanzarse, pero nosotros no habíamos sido capaces de dar el salto. Cuando en 2012 empezamos a ver las señales que indicaban que el proyecto de bomberos se podía acabar nos pusimos las pilas…

Y en 2013 nació FIDIAS CENTER. Y fue todo lo que soñábamos en 2001 en Punta Cana y que poco a poco habíamos ido conquistando, pero que se veía por fin plasmado en nuestro propio centro.
Y fue tan bien, que en pocos meses nos vimos obligados a coger otro local contiguo, y unos meses después a coger otro más en el mismo edificio, triplicando el espacio de entrenamiento original en un año. Y seguimos creciendo, y en 2016 tuvimos que mudarnos a otro edificio aún mayor en el que cupieran todos nuestros proyectos.
Más importante aún que los espacios fue que cada vez teníamos más profesionales que creían en este proyecto y que sumaban su trabajo al de los demás, y cada vez había más personas que se ponían en nuestras manos y se unían a nuestra familia.
Y la formación además no se quedó atrás. A los cursos con 6-7 alumnos casi convencidos a través de llamadas se le unieron cada vez más personas, hasta llegar a las más de 2500 personas que han pasado estos años por más de 250 acciones formativas con grandísimos profesores que nos han ayudado y nunca han fallado a nuestra llamada. Y a los cursos de Andalucía le siguieron cursos “más arriba de despeñaperros”, y después dimos el salto a Colombia y visitamos Cali, Barranquilla, Medellín,…, para hacerse un hueco en nuestro calendario anual. Y además nos dieron la oportunidad de colaborar con diferentes masters universitarios, entre otros el de la Universidad de Granada (produce cosquillas muy especiales volver a tu facultad como profesor) o el de la Universidad de Cádiz (en nuestra tierra de acogida todos estos años).

Y en 15 años pasaron cosas que no salieron del todo bien, pero nos levantamos y aprendimos de todas ellas.

Y todo esto sólo en 15 años. 15 años que se han pasado volando.
Y ahora miro atrás y recuerdo las cajas de pizza amontonadas mientras intentábamos cuadrar las cargas de entrenamiento con los turnos de un bombero, las horas de coche a diario para ir a los parques de bombero, esas formaciones internas con Julio Tous o Rafa Maldonado en 2003 cuando nos contaban ideas que hoy algunos gritan como la última novedad del 2018, los turnos de limpieza a las 8:00 de la mañana cuando abrimos el centro y hacíamos las labores de entrenador/recepcionista/limpiador, las “broncas” entre socios/amigos cuando había discrepancias y las palabras de terceras personas diciéndonos que una empresa con amigos no funcionaría, los debates filosóficos en los que aprendí mas que en muchas asignaturas de la facultad en las cientos de horas que he pasado con Raúl en una furgoneta de curso en curso, los alumnos y clientes que han acabado siendo amigos, y muchas mas cosas, y sobre todo muchas personas, que han cabido en estos 15 años.


Porque Fidias es hoy lo que es sobre todo por esas personas que, cada una de una forma, nos han ayudado a llegar a este punto. Desde el personal operativo del CBPC con el que compartimos nuestros primeros días al equipo de grandes profesionales y personas que trabajamos a día de hoy, pasando por todos aquellos que en algún momento de estos 15 años han pasado de una forma u otra. A todos ellos solo podemos estarles agradecidos por formar o haber formado parte de un proyecto que nació entre mojitos, como diría Raúl «sin filtros», que es como muchas veces salen mejor las cosas.

Y yo, personalmente además, tengo que agradecerles a Jose Carlos, Raúl y Nacho el ser mis compañeros más cercanos en este viaje que iniciamos no hace 15 años, sino mucho antes desde la facultad de una u otra manera.

Y ahora que lo pienso, 15 años son muchos años, aunque se hayan pasado volando. Y espero que los próximos 15 sean al menos tan buenos como han sido estos y nos dejen tan buen sabor de boca al echar la vista atrás como aquel mojito de Punta Cana.

Nos vemos este viernes 6 de Abril en el centro para brindar por ello y el 5-6 de Mayo en Sevilla para hablar sobre lo que más nos gusta y nos ha traído hasta aquí.

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