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Calambres musculares y electrolitos

Es probable que alguna vez hayas sufrido un calambre muscular. O al menos, que hayas visto cómo alguien lo sufría. Esa contracción muscular involuntaria y dolorosa que aparece normalmente después de llevar un tiempo realizando alguna actividad física y en estado de fatiga…Si ¿no?

Recientemente un grupo de investigadores quiso comprobar si la ingesta de una bebida rica en electrolitos (BRE) durante el ejercicio reducía las probabilidades de tener calambres musculares. Además quiso saber qué ocurrí cuando lo que se bebía era agua. Para ello, un grupo de participantes realizó una misma sesión de ejercicio en 2 condiciones: bebiendo agua y bebiendo BRE. 

El protocolo de ejercicio realizado consistía en 2 series de 40-60 minutos de carrera cuesta abajo (5% desnivel) a velocidad media de 8 km/h y con una temperatura de 35-36ºC y una humedad relativa de 25-28%. La cantidad de agua o BRE que los sujetos debían beber durante estas series vino determinada por la pérdida de peso corporal que cada uno experimentara (de media unos 1200 ± 300 ml). Para conocer este dato se les fue pesando cada 10 minutos aproximadamente. 

Para evaluar la susceptibilidad que tenían de sufrir calambres musculares en cada una de las condiciones se les realizó una estimulación eléctrica en los gemelos en 3 ocasiones: justo al acabar el ejercicio, a los 30 y a los 65 minutos. Básicamente, se fue incrementando gradualmente la intensidad de la estimulación hasta que se producía un calambre muscular. La frecuencia de estimulación necesaria para inducir un calambre muscular se utilizó como indicador de susceptibilidad a calambre y se denominó umbral de frecuencia (UF). Cuanto más alto el umbral, menos susceptibilidad a calambres. 

Se observó que al beber agua el UF se redujo 3.8±2.7Hz, 4.2 ± 2.2 Hz y 4.5 ± 1.7 Hz inmediatamente después, a los 30 y a los 60 minutos, respectivamente. Por el contrario, cuando lo que se ingirió fue BRE el UF aumentó 6.5 ± 4.9 Hz, 11.5 ± 6.4 Hz y 13.6 ± 6.0 Hz inmediatamente después, a los 30 y a los 60 minutos, respectivamente. 

El volumen de plasma aumentó en un 6.2% en la condición “BRE” y solo un 1.6% en la condición “agua”, lo que sugiere una mejor absorción de agua al tomar BRE. Por otra parte, solo cuando se bebió agua se observó un descenso significativo de sodio y cloruro en sangre al finalizar el ejercicio. Sin embargo, las cantidades séricas postejercicio de la mayoría electrolitos no fueron diferentes entre las condiciones de estudio, con excepción del cloruro, que fueron mayores cuando se bebió BRE.

 ¿Qué podría explicar que la ingesta BRE reduzca susceptibilidad a calambre?

Al hablar de calambres se comenta mucho el tema del sodio. En esta línea, cuando se bebió solo agua se produjo un descenso en la concentración de sodio en sangre. Esto podría explicar una mayor susceptibilidad a tener calambres, sin embargo, el cambio no fue muy grande (no se alcanzaron valores de hiponatremia).  Además, no se encontraron correlaciones significativas entre la magnitud del cambio en el UF y en las concentraciones séricas de sodio o cloruro. Por último, anteriores estudios no encontraron una asociación entre valores de sodio en sangre y calambres.

En este sentido, los autores concluyen lo siguiente:

“No parece que una disminución de la concentración sérica de sodio per se (ni de cloruro) sea una causa de calambres musculares. Sin embargo, es posible que las concentraciones de sodio u otros electrolitos del interior y el exterior de las fibras musculares se modifiquen sin cambios en sus concentraciones séricas”

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