¿Necesitamos evaluar siempre de forma exhaustiva? Habrá momentos en los que un screening rápido («echar un vistazo») es la solución para no convertir la evaluación en una tarea que conlleva mucho tiempo para el evaluador (fisio-entrenador-readaptador-médico) y también para el cliente.
Evaluar de una forma menos precisa pero que nos permita ganar tiempo tiene la ventaja de que podemos dedicar más a valorar aspectos siempre relevantes como a qué se dedica la persona, qué le duele, qué piensa, cual es su objetivo, qué está dispuesto a hacer….
Por ejemplo para evaluar de forma rápida la movilidad en rotación interna y externa a nivel glenohumeral se puede hacer de forma bilateral y con una tarea «espejo» con el evaluador. Se trata de una tarea sencilla y rápida, y con un poquito de experiencia se convierte en una herramienta infalible para detectar una disminución del ROM, evidentemente se puede hacer de multitud de formas, pero ahí va nuestra propuesta.
Esto de echar un vistazo «está tirado», pero ¿en qué momentos y para qué motivos es esencial hacer la medición precisa?
En multitud de ocasiones evaluar la funcionalidad de un músculo de forma analítica no aporta una información relevante al lado de problemas más globales como saber si está estresada la persona, cómo es su estilo de vida o si tiene kinesiofobia… pero existen otras ocasiones en las que la valoración con el microscopio es determinante. Si quieres evaluar al mínimo detalle y controlar las variables biomecánicas que se esconden detrás de patologías, síndromes de alteración de movimiento y desequilibrios musculares, a veces es imprescindible hacer test de evaluación analíticos, lo cual no quiere decir que no entendamos al ser humano como un sistema dinámico y complejo.
Vamos a copiar un texto que escribíamos hace varios meses en la entrada (¿Tareas analíticas para sistemas complejos?):
«En el caso de una lesión deportiva, debemos tener en cuenta que variables como el dolor o la funcionalidad van a depender de multitud de constreñimientos, pero además, para cada persona el peso específico de esos constreñimientos va a ser diferente, así en personas con síndrome subacromial puede que sea provocada por la interacción de multitud de constreñimientos; pero por ejemplo uno psicológico como la kinesiofobia puede ser el más importante para una persona, mientras que para otra sea la debilidad del manguito rotador, para otra un déficit de movilidad, para otra determinados hábitos de alimentación, para otra el estrés laboral, en otra la forma de su acromio, en otra alteraciones metabólicas, en otras un accidente, en otras la disquinesia escapular….. En la mayoría de los casos son varios constreñimientos los que provocan la lesión, pero cambia el peso específico de cada uno de ellos».
En un caso en el que estemos evaluando un hombro y consideremos que una limitación de movilidad es un constreñimiento importante que está provocando alguna alteración en el sistema, no nos conformaremos con el screening «rápido» si hemos percibido una falta de movilidad o diferencias bilaterales, y realizaremos la evaluación más exhaustiva y precisa. En la entrada «ITV Glenohumeral:Movilidad» describíamos los test específicos con los que valoramos la movilidad en rotación interna y externa glenohumeral, en decúbito lateral y supino respectivamente.
Al final, la individualización en nuestro trabajo debe llegar hasta la evaluación…. no podemos saber qué persona necesita que evalúes determinadas variables o constreñimientos, y si requieren de una evaluación más genérica o más precisa…. lo que está claro es que el primer paso para obtener el éxito es la evaluación, dedícale el tiempo y la importancia que merece.
Y cerramos la entrada con las palabras del famoso físico y matemático británico William Thomson Kelvin que ya usó Adán Martín en la entrada ¿Qué y cómo medimos?
Lo que no se define, no se puede medir.
Lo que no se mide, no se puede mejorar.
Lo que no se mejora, se degrada siempre.
Así que si hay una limitación de movilidad glenohumeral, ¡define, mide y mejora!
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