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EL MAPA DEL DOLOR DEL HOMBRO

El dolor es un sofisticado sistema de alarma que tenemos en nuestro organismo, enormemente útil porque puede avisarnos de que algo no va bien y nos da la oportunidad de actuar para evitar “el peligro”. 

En nuestro afán de conocer cada hombro en profundidad, es fundamental que podamos definir el dolor, si existe, con el máximo detalle posible. 

“Me duele el hombro, punto”. ¡Vaya precisión en la información! 

Una propuesta que hacemos es construir un mapa del dolor y convertirlo en una herramienta de trabajo y control del proceso a través del cual trataremos de generar adaptaciones y aprendizajes que vayan mejorando la funcionalidad del hombro y reduciendo precisamente el dolor, hasta que no exista.

Podemos empezar por lo más sencillo: definir las áreas de dolor; pero esas áreas de dolor y su intensidad cambian en función de muchos posibles constreñimientos, quizá los que mejor nos ayuden a ir dando forma al mapa sean los rangos de movimiento, la carga de trabajo y la velocidad a la que se ejecutan los movimientos; por lo que tendremos que conocer esos límites del mapa “libre de dolor” para poder movernos por él y poder ganar terreno al dolor de forma gradual y controlada. A veces, si los movimientos se realizan más rápido generan más dolor, pero otras disminuyen la experiencia dolorosa. A veces duele en un rango de movimiento concreto, pero cuando avanzamos a rangos de movimientos mayores desaparece curiosamente la molestia.

Cuando hablamos de dolor no debemos presuponer la información. El dolor es una experiencia subjetiva y dependemos de la narración de la persona (el piloto del hombro) para tratar de aproximarnos a esa realidad que no podemos medir de forma objetiva.

El mapa del dolor no es un mapa real que vamos a dibujar, evidentemente, pero puede ser importante contar con un diario de trabajo en el que podemos ir anotando los avances en ese mapa imaginario, incluso conjeturando los aspectos que consideremos que mejor están ayudando a ganar terreno al dolor o que están dificultando la recuperación.

 

 Aunque para el diseño de tareas nos centramos en el mapa del dolor definido por las variables básicas de entrenamiento (rango, velocidad, intensidad o volumen de la carga) también podemos incluir aspectos más generales que tienen que ver con los hábitos de vida y que se ha demostrado influyen mucho como el sueño, la actividad física, la relajación, la alimentación, etc.

En una valoración inicial, mientras conocemos la historia del “piloto” del hombro podremos conocer a grandes rasgos el mapa del dolor: ¿dónde duele? ¿desde cuándo? ¿qué movimientos acentúan el dolor? Normalmente las personas narran el dolor como una historia, “empezó por aquí…. después se extendió también por allá… últimamente además….” 

Cada ejercicio, cada sesión iremos controlando los avances en cuanto a movimientos libres de dolor, se trata de un proceso de evaluación continua que va a marcar el proceso de recuperación y que debemos usar para dar un enfoque positivo en todo momento porque esta historia va a tener un final feliz: la extinción del dolor.

 No es el mapa del tesoro, ¡vale!. Pero si sabes usar el mapa y te orientas de forma adecuada, podrás llevar al hombro a su destino, que curiosamente es la desaparición del mapa, la desaparición del dolor.

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