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Fatiga y rendimiento humano. Aclaremos ciertos términos.

En el mundo del deporte todos —entrenadores, fisioterapeutas, médicos, psicólogo, deportistas…—hablamos de fatiga e intentamos aplicar métodos para retrasarla o para recuperarnos lo antes posible. Pero puede ocurrir que, en función de con quién hablemos, el significado que se asocia a este término sea diferente. 

En mi opinión, es importante que todos hablemos el mismo idioma y que encontremos un consenso, ya que de esto dependen ciertas estrategias que luego llevaremos a la práctica en nuestro trabajo diario. 

Vamos al lío. 

Fatiga: síntoma que caracteriza la capacidad actual de una persona para realizar un trabajo. 

Al ser síntoma, solo puede medirse de manera subjetiva. Evaluando las sensaciones experimentadas, bien recientemente (e. últimos días o semanas) o en un momento específico. En el primer caso estamos cuantificando la fatiga como un rasgo característico. En el segundo se mide la fatiga como un estado variable. En ambas ocasiones podemos hacerlo con diversas escalas o cuestionarios. 

Fatigabilidad: cuánto tarda una persona en alcanzar cierto nivel de fatiga. Así, una persona menos fatigable puede realizar más trabajo antes de alcanzar un grado de fatiga determinado. 

En términos de capacidad de trabajo, la fatigabilidad puede medirse como el cambio en el resultado de una variable durante o después de una intervención (ej. reducción de producción de potencia). Esto es lo que se conoce como fatigabilidad de rendimiento. Pero, podemos distinguir otro dominio de fatigabilidad: la fatigabilidad percibida durante la realización de un ejercicio o en acciones que no se han realizado todavía (¿cómo voy a responder a la tarea que se presenta?). 

El síntoma fatiga, en el que las funciones físicas y cognitivas se encuentran limitadas, emerge de la interacción de los 2 dominios de fatigabilidad. 

La fatigabilidad de rendimiento corresponde a la tasa de descenso en una medición objetiva de rendimiento debido a los cambios en la función contráctil del músculo o la capacidad del sistema nerviosos para mandar una señal de activación. Por su parte, la fatigabilidad percibida deriva del esta psicológico o la capacidad fisiológica para mantener la homeostasis. Evidentemente, están relacionadas. Una condiciona a la otra. 

Las diferencias en fatiga y fatigabilidad radican en las características de cada persona (ej. edad, hidratación…), de las condiciones ambientales (ej. temperatura, altitud…) y las exigencias de la tarea planteada (ej. carga, tipo contracción…). 

“Según la definición propuesta, la fatiga es una entidad única que no necesita ser modificada por un adjetivo que la acompañe, como fatiga central, fatiga mental, fatiga muscular, fatiga periférica, fatiga física y fatiga supraespinal. Aunque los descriptores a menudo pretenden dar a entender el lugar probable de los ajustes en los factores moduladores que limitan el rendimiento en una tarea, las distinciones son demasiado vagas para ser significativas”. 

Ref: Enoka R & Duchateau J Muscle and Exercise Physiology (2019). Enoka R & Duchateau J Med Sci Sport Exer (2016).

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