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Identificación lesión previa de isquiotibiales mediante cambios en torque flexores rodilla

Las lesiones de isquiotibiales representan el 12-16% de todas la lesiones en fútbol, siendo el grupo muscular más lesionado y más tiempo mantiene al jugador fuera de competición. Además, se conoce que, una vez lesionados, las probabilidades de lesionarse aumentan en gran medida.

Pero, ¿cuáles son los factores que favorecen la recaída?

Hoy en #fidiasrecomienda, traemos un estudio* que partía con dos objetivos: 1) cuantificar las diferencias en la producción de fuerza en los flexores de rodilla (isquios) 2) cuantificar las respuestas a la fatiga de todo el cuerpo y de los flexores de rodilla, de la pierna de golpeo y de apoyo en jugadores de fútbol con lesión previa y sin lesión previa.

*Change in knee flexor torque after fatiguing exercise identifies previous hamstring injury in football players (Lord C y col. 2017) link: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29117428

Participantes: 40 jugadores semi-profesionales de fútbol de la liga australiana (“Western Australia State League”) con más de 2 años de experiencia en esta liga y con al menos 5 años de experiencia en este deporte.

Protocolo: Fueron divididos en dos grupos. Lesionados (IG) y no lesionados (UG). La selección de “lesionados” estuvo basada en: a) historial de 1 o más lesiones en isquiotibiales en una pierna (lesión unilateral de isquiotibiales) b) la lesión le impidió entrenar al menos una semana (6± 2 semanas) c) la lesión ocurrió hace menos de 2 años al estudio (13 ± 4 meses) d) actualmente libre de lesión y jugando en competición.

Tras 2 sesiones de familiarización con los test de salto vertical unilateral (SLVJ), de resistencia isocinética (IET) y sprint repetidos (RST), c se realizaron en 3 sesiones de test separadas en 1 semana y a la misma hora del día

Protocolo de test 1: 

IET: Sujetos realizaron 50 flex-ext de rodilla consecutivas con la intención de aplicar la máxima fuerza posible (contracciones concéntricas de 90º a  velocidad de 180º/s). Tras 2 minutos de descanso, realizaron el test con la otra pierna.

La pérdida de torque en flexión y extensión fue medida a lo largo de las 50 repeticiones, comparando el descenso en torque pico entre grupos musculares de (isquios y cuádriceps) de la misma pierna y entre piernas. El ratio isquios:cuádriceps (H:Q) se calculó como torque pico en flexión dividido entre torque pico en extensión.

El descenso en la producción de torque en la flexión y extensión de rodilla ( como %; -Δ %Q y -Δ %H respectivamente) en las 50 repeticiones se calculó de la siguiente manera:

−Δ% = ([MT1-5-MT46-50]/MT1- 5)×100

MT1-5 representa el torque medio de la 1 a la 5 repetición

MT46-50 representa el torque medio de la 46 a la 50 repetición

Protocolo de test 2: 

Los sujetos realizaron un test de sprines repetidos (RST) antes de realizar el test IET.

Este test se realizó con el objetivo de provocar una fatiga neuromuscular mediante una tarea que realizan los sujetos con frecuencia.

El test se realizó en un tapiz no motorizado. Consistió en la realización de 10 carreras de máxima intensidad de 6s con 24s de recuperación activa (carrera suave a 2m/s) entre cada esfuerzo. Se les pidió que alcanzaran la máxima velocidad posible. La fase de aceleración se incluyó en los 6s de esfuerzo.

Tras 3 min de recuperación pasiva, los sujetos realizaron un test de IET (mismo protocolo que en test 1).

El descenso en el torque durante las 50 repeticiones en la segunda sesión de test (protocolo de test 2) se comparó con el que aconteció en la primera sesión de test (protocolo de test 1). La comparativa entre las condiciones pre-RST y post-RST se usó para obtener la variable “fatiga”. Esto es, el efecto de RST en la fatiga medida durante IET se determinó mediante la combinación de los resultados de los protocolos de test 1 y 2.

Protocolo de test 3: 

Los jugadores realizaron un test de SLVJ máximo (ángulo rodilla 70-80º y manos en cintura) antes y después de un protocolo de RST.

SVSJ-3 minutos de descanso-RST-3 minutos de descanso-SLVJ

El test SLVJ se realizó 3 veces con cada pierna, alternado entre pierna de golpeo y no golpeo con 10 segundos de recuperación pasiva entre repeticiones.

La diferencia entre el pico de fuerza y la altura en el salto antes y después del RST se usó para cuantificar la fatiga (se utilizó la media entre los 3 saltos para la medición). La altura de salto se calculó con : 1⁄2g(t/2)2  donde g=9.81m/s y t=tiempo de vuelo

Resultados: 

Cambios en el torque pico en extensión y flexión

No se observaron diferencias en el torque pico en la extensión de rodilla medidos en IET , antes y después de RST, entre pierna de golpeo(pierna lesionada en todos los casos) (−4%; ES = 0.41)  y de apoyo (−3%; ES = 0.29) en grupo “lesionado”(IG)(P = .17) , ni entre pierna golpeo(−2%; ES = 0.20)  y de apoyo(−2%; ES = 0.16)  en grupo no lesionado(UG) (P = .53). Tampoco se encontraron diferencias significativas entre grupos (P = .62).

No se observaron diferencias en el torque pico en la flexión de rodilla medidos en IET , antes y después de RST, entre pierna de golpeo (−6%; ES = 0.41)  y de apoyo (−3%; ES = 0.20) en grupo UG(P = .182).

Se encontraron diferencias en los cambios en torque de flexión de rodilla entre pierna de golpeo(−16%; ES = 0.89)  y de apoyo(−4%; ES = 0.33)  en grupo IG (P = .006).

 

 

Cambios en el torque en extensión y flexión durante IET

No se encontraron diferencias significativas en el porcentaje de reducción en el torque de extensión de rodilla ( comparando torque de contracciones 46-50 a contracciones 1-5) entre la pierna de golpeo (57%; ES = −1.67) y la pierna de apoyo(30%; ES = −1.08)  en grupo IG(P = 0.16)  o entre la pierna de golpeo(20%; ES = −0.75)  y de apoyo(44%; ES = −1.43)  en grupo UG(P = .57). Tampoco se encontraron diferencias significativas entre grupos (P = .354)

No se encontraron diferencias en el porcentaje de reducción en el torque de flexión de rodilla, en IET, entre la pierna de golpeo(5%; ES = −0.92)  y la pierna de apoyo(7%; ES = −1.28)  en grupo UG(P = .14)

Se encontraron diferencias en el porcentaje de reducción en el torque de flexión de rodilla, en IET, entre la pierna de golpeo (96%; ES = −5.83)  y la pierna de apoyo(14%; ES = −1.18) en grupo IG(P = .14). Las diferencias en los resultados en esta variable fueron diferentes entre grupos (P = .014).

 

 

Cambios en ratio H:Q

Se observaron diferencias significativas(P = .009)  entre los cambio en H:Q entre la pierna de golpeo(−15%; ES = 0.75)  y de apoyo (−2%; ES = 0.07) en el grupo IG, pero no entre pierna de golpeo (-3%; ES=0.15) y de apoyo (0%; ES = 0.02)  el grupo UG (P = .374). Se encontraron diferencias significativas entre grupos en los cambio e H:Q en la pierna de golpeo (P < .001).

 

Cambios en el pico de fuerza y altura de SLVJ

Se encontraron diferencias en los cambios en el pico de fuerza entre la pierna de golpeo(−11%; ES = 1.00)

y la de apoyo(−5%; ES = 0.43)  en el grupo IG(P = .049) , pero no entre la pierna de golpeo (−6%, ES = 0.49) y de apoyo (−8%, ES =−0.64) en UG (P = .113). Hubo diferencias significativas entre grupos en los cambios en el pico de fuerza de la pierna de golpeo (P = .043)

Se encontraron diferencias significativas en los cambios en la altura de salto entre la pierna de golpeo(−13%; ES = 1.18)  y la de apoyo (−10%; ES=0.64)  en el grupo IG (P = .003) pero no entre pierna de golpeo (−6%; ES = 0.37)  y de apoyo (−8%; ES = 0.60)  en grupo UG (P = .113). Hubo diferencias entre grupos en los cambios en la altura de salto de la pierna de golpeo (P = .043).

Identificación de lesión de isquiotibiales.

Tanto los cambios en el torque pico en la flexión de rodilla (pre- post RST) como el porcentaje de reducción en el torque de flexión de rodilla (medido durante IET tras RST), explican el 100% de la varianza y clasifican de manera correcta el 100% de las piernas lesionadas con anterioridad y no lesionadas. Estas variables muestran una perfecta AUC de 1.

Cambios en el torque pico entre la contracción 1 en IET antes de RST con respecto a la contracción 1 en EIT después de RST explicó el 88,8% de la varianza y clasificó correctamente el 85% de las piernas lesionadas y el 98.35 de las piernas no lesionadas.

El cambio en H:Q durante IET tras RST explicó el 92.6% de la varianza y clasificó correctamente el 85% de las piernas lesionadas y el 91.7% de las piernas no lesionadas.

Cambios en el pico de fuerza y altura en SLVJ pre-post RST explicaron solo el 10.4% y el 19.9% de la varianza y clasificaron de manera correcta el 5% y el 20% de las piernas lesionadas respectivamente.

 

 

 

Conclusiones: 

Estos resultados muestran una evidencia clara de que, cuando se realiza una medición del mantenimiento de fuerza tras un RST o durante un protocolo de resistencia isocinética, tanto la producción de torque en flexión de rodilla como el ratio de isquios: cuádriceps (H:Q medido a 180º/s) descienden más rápido en jugadores con lesión previa que aquellos que no se han lesionado con anterioridad, aún cuando estos han vuelto a la competición.

Estos datos ponen de manifiesto que jugadores con lesión previa en los isquiotibiales, que a priori parecen aptos para volver a competición, presentan deficiencias en la fuerza de la musculatura lesionada y que estas son sólo apreciables en condiciones de fatiga, lo que indica una falta de habilidad para tolerar altos niveles de esfuerzo. Por tanto, parece necesario mejorar la función de la musculatura isquiotibial tanto en condiciones de fatiga como de no fatiga antes de la vuelta a la competición.

Resistencia lesión isquios

 

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