Vaya por delante que no voy a hablar de fútbol, pero quiero que cerréis los ojos e imaginéis un instante que casi todos tendréis en la memoria: Iniesta a punto de golpear la pelota para marcar el gol definitivo del mundial. Imaginad esa pierna de golpeo con la cadera extendida y la rodilla flexionada como un arma cargada a punto de dispararse.
Los músculo Biarticulares de esa pierna (tanto anteriores como posteriores) tienen una serie de caracterísitica biomecánicas que los hacen especiales (ya vimos alguna en el anterior post sobre la «paradoja de lombard»), y dos de ellas son la insuficiencia pasiva y la activa.
La insuficiencia pasiva es la incapacidad de un músculo biarticular para aprovechar al mismo tiempo todo el rango de movimiento sobre las dos articulaciones que salta. Si intentamos realizar el típico estiramiento de cuádriceps podremos sentir como si extendemos la cadera este movimiento limita la capacidad de flexionar por completo la rodilla, lo que generará una tensión principalmente en los tendones.
La insuficiencia activa ocurre cuando un músculo biarticular no puede acortarse en ambas articulaciones en todo su recorrido. Para verlo en primera persona podemos hacer un rápido ejercicio: Siéntate en una silla con la espalda recta y la cadera a 90º y prueba a extender la rodilla de una de las dos piernas. En principio no deberías tener problema para que la extensión se realizara completamente (o casi). Vuelve a la posición inicial, y esta vez antes de extender la rodilla flexional un poco la cadera, partiendo desde esos 90º vete hasta unos 60-45º llevando el tronco hacia delante (controla tu curva lumbar¡¡¡ todo el movimento debe venir de la articulación coxofemoral). ¿Qué ha pasado? Seguramente no hayas podido extender toda la rodilla, ya que parte de la capacidad del recto anterior se encontraba dedicada a la articulación de la cadera, eso es la insuficiencia activa.
Un ejemplo incluso más claro de insuficiencia activa sería el típico movimiento que se hace en artes marciales para abrir la mano de un oponente y quitarle un arma u obligarle a soltar una presa, provocando una flexión total de la muñeca haríamos que los músculos que cierran los dedos (multiarticulares y sufridores de la «insuficiencia activa”) no puedan hacer su trabajo y se abran de forma «mágica».
¿Qué podemos encontrar entonces en la foto con la que empezamos de Iniesta a punto de golpear el balón? Por un lado la musculatura anterior no puede estirarse por completo en ambas articulaciones debido a la insuficiencia pasiva, pero es que además la musculatura posterior no puede acortarse completamente debido a la insuficiencia activa. Bueno, ¿pero esto es malo? No tiene porqué, pero veamos que aplicaciones prácticas encontramos en nuestro día a día en los que tengamos que tenerlas en cuenta.
– Para empezar cada músculo tiene una longitud ideal en la que puede generar su tensión óptima, y si vemos los gestos naturales podemos observar como las articulaciones suelen moverse para intentar estar dentro de esas longitudes:
- Cuando realizamos un ejercicio de empuje, de forma natural el codo se extiende a la vez que el hombrose flexiona, lo que evita estos problemas en los músculos biarticulares que participan en el movimiento.
- Al realizar una tracción se produce lo contrario, una flexión del codo a la vez que una extensión del hombro, lo que produce el mismo efecto en los biarticulares.
- Al realizar una sentadilla (como veíamos en la paradoja de lombard), estos músculos biarticulares tienen un papel más estabilizador y se mueven en unos rangos menores, dejándole el papel más «movilizador» a los músculos monoarticulares.
– Hay determinadas máquinas guiadas que debemos analizar con cuidado, ya que las posiciones en las que nos colocan pueden favorecer esta insuficiencia pasiva o activa. Como ejemplo podemos pensar en una máquina de extensión de piernas sentado (seated leg curl extension), si ésta no tiene el respaldo inclinado hacia atrás nos pondrá en una posición de flexión de cadera que comprometa la capacidad de extender las rodillas y hará trabajar a esa musculatura fuera de esos rangos ideales.
– Piensa en un músculo biarticular como el bíceps, cuya porción larga salta también la articulación del hombro. Si partimos de una posición inicial con flexión en la articulación glenohumeral estaremos facilitando que aparezca esa insuficiencia activa, por lo que la participación de ambas porciones será diferente según como nos coloquemos, de hecho podrá influir también que partamos de una supinación, movimiento en el que también participa y que modifica el punto de inserción con respecto al origen.
Estos son sólo algunos ejemplos, pero podemos encontrar más casos en los que debemos tener en cuenta las características de estos músculos a la hora de «cocinar» los ejercicios más adecuados para las necesidades de nuestros clientes.
¡Nos vemos en próximas entradas!