[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=»¿Qué adaptaciones conseguimos entrenando a diferentes longitudes musculares?» font_container=»tag:p|font_size:30|text_align:left|color:%231e1e1e» google_fonts=»font_family:Open%20Sans%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C600%2C600italic%2C700%2C700italic%2C800%2C800italic|font_style:600%20bold%20italic%3A600%3Aitalic»][ultimate_spacer height=»30″ height_on_tabs=»15″ height_on_tabs_portrait=»15″ height_on_mob_landscape=»15″ height_on_mob=»15″][vc_column_text]
En la literatura científica pueden encontrarse artículos que muestran que las adaptaciones que se producen tras un periodo de entrenamiento difieren en función de la longitud muscular a la que realizaron las contracciones. Ahora una nueva investigación arroja nuevo datos al respecto.
En este caso se compararon los efectos funcionales y estructurales de un curl de piernas (flex-ex rodilla) realizado en decúbito prono y otro desde posición de sentado, ambos a mismo rango (0-90º rodilla). Estas variantes se diferencian, entre otras cosas, en el ángulo en el que tenemos la cadera al realizar cada una. Cuando hacemos este curl tumbados la cadera está poco flexionada (30º, siendo 0 posición anatómica). Cuando lo realizamos sentados esta se encuentra a 90º. Esto condiciona la longitud a la que se encuentran los músculos isquiotibiales biarticulares (más extendidos cuando la cadera está más flexionada).
Las ganancias de fuerza (1RM en los ejercicios entrenados) fueron similares en ambas condiciones; sin embargo, el aumento de volumen muscular fue superior cuando se entrenó con longitudes musculares mayores (sentado). Esta diferencia se observó en el total de la musculatura isquiotibial (WH), en la cabeza larga del bíceps femoral (BFL), en el semitendinoso (ST) y semimebranoso (SM). Por el contrario el sartorio aumentó más su volumen al entrenar en prono. En cuanto al área de sección transversal anatómica, el entrenamiento a longitudes musculares mayores provocó un mayor aumento en el BFL nivel distal y proximal, y en el ST a nivel proximal (pero no distal).
Varios días después de finalizar el periodo de entrenamiento los sujetos realizaron una sesión intensa de ejercicios excéntricos para evaluar si alguno de los 2 ejercicios había generado adaptaciones que les protegieran más de sufrir daño muscular. Sin embargo, en contra de la hipótesis inicial, ambos métodos de entrenamiento sirvieron para reducir (vs control) el daño muscular provocado —y la consecuente pérdida de fuerza— tras los excéntricos.
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