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Requisitos para realizar sesiones de educación del dolor.

Si bien no es la panacea, se ha demostrado que la educación puede ayudar bastante a superar una condición de dolor, a mejorar la función y a reducir el uso de servicios médicos. Siendo además una estrategia de bajo riesgo y para la que apenas se necesitan recursos económicos. Razones por las que recientes revisiones sobre dolor lumbar reconocen a la educación como un tratamiento de primera línea, que debe considerarse como habitual en personas con dolor agudo y persistente. 

Por todo esto, dentro del tratamiento multidimensional del dolor, se recomienda la inclusión de intervenciones educativas (parte de las sesiones o sesiones completas) cuyo objetivo sea modificar el pensamiento de la persona acerca de qué es el dolor, qué función tiene y qué procesos biológicos están detrás de él. Es decir, cambiar las creencias acerca del concepto “dolor”. Aunque en función de los factores contribuyentes y los rasgos individuales de cada persona el porcentaje de tiempo que se le dedique puede variar, la educación sobre el dolor debe estar presente en el 100% de los casos. 

Según los expertos en la temática Lorimer Moseley y David Butler, pueden distinguirse diferentes objetivos clave de estas intervenciones: 

1)  Explicar/entender la variable relación entre mensajes de peligro (nocicepción) y dolor.
2)  Explicar/entender la potente influencia del contexto sobre el dolor
3)  Explicar/entender la alteración del sistema de la transmisión de peligro (nociceptivo) cuando el dolor persiste.
4)  Explicar/entender la coexistencia de muchos sistemas de protección, de los cuales el dolor es el único que percibimos que está activo.
5)  Explicar/entender la influencia potencial de estos otros sistemas de protección sobre el dolor.
6)  Explicar/entender la capacidad de adaptación y cambio de nuestra biología (incluyendo pero no limitado al concepto de neuroplasticidad) y la lentitud con la normalmente el sistema vuelve a la normalidad. 

Es importante entender que no existen procedimientos o técnicas específicas para llevar a cabo estas sesiones educativas, que se debe abordar el dolor desde su complejidad y que no se trata de enseñarles a vivir con el dolor sino de eliminar el dolor. En la siguiente tabla se muestran algunos ejemplos de qué es y qué no es la “explicación del dolor”. 

Los requisitos necesarios para llevar a cabo de manera adecuada la educación del dolor son los siguientes: 

1. Creer en el modelo biopsicosocial. Debemos tener cristalino que el dolor es una percepción subjetiva emerge en función de la interacción de múltiples factores. 

2. Conocer la biología del dolor y mantenerse actualizado. ¿Cómo vamos a explicar algo si ni siquiera sabemos cómo funciona? La ciencia debe estar siempre detrás de cada explicación. 

3. Ser cercano. El trato debe ser “humano” y siempre individualizado. No se trata de hacer un monólogo sobre las conclusiones de las últimas investigaciones dolor como si nos dirigiéramos a un grupo de alumnos en una universidad. Invierte el tiempo en dialogar con la persona. Habla y cuéntale lo que consideres necesario, pero no te olvides de escuchar. Que ella marque los ritmos. Así la persona valorará más tu trabajo, entenderá mejor lo que quieres transmitirle, podrás conocer mejor a la persona y saber si realmente esta comprendiendo y aceptando lo que se le explica (¿puedes explicarlo con tus palabras?). 

4. Diferenciar entre conocimiento declarativo y conocimiento funcional. ¿Para qué educamos? Nuestro objetivo no es que la persona sea capaz de memorizar ciertos conceptos. Uno de los objetivos es que la persona esté al día de cuáles son los mecanismos que explican el dolor y su función. Pero debemos asegurarnos que luego es capaz de aplicar el conocimiento sobre bioplasticidad para establecer objetivos a corto y largo plazo con expectativas de recuperación. Asimismo, la persona debe poder explorar y desarrollar aplicaciones prácticas personalizadas con el conocimiento adquirido, moverse mejor con menor dolor y estrés, usar expresiones saludables y extrapolar lo aprendido a estados de dolor futuros (suyos o de otros). 

5. Realizar una evaluación completa. Debemos identificar los objetivos educativos. ¿Tiene interés por aprender sobre dolor/ciencia? ¿Cómo le gusta aprender? ¿Tiene problemas con el aprendizaje? ¿Acceso a medios digitales?¿Sabe utilizarlos? ¿Dónde busca información sobre salud? ¿Qué conoce? ¿Capacidad obtener, procesar y entender? 

6. Identificar conceptos erróneos. La mayoría de personas vendrán con ideas equivocadas acerca de la naturaleza del dolor. En algunos casos la persona estará totalmente perdida, en otras solo necesitará que le demos dos ideas clave que le faltaban por entender. Nuestra labor debe ser averiguar cuáles son sus pensamientos, cuánto de arraigados están y sobre qué conceptos debe cambiar su opinión. 

7. Identificar conceptos objetivos. Una vez conocidos las ideas erróneas de esa persona, habrá que establecer cuáles serán los conceptos a explicar. Según el caso estos serán diferentes, pero los más comunes son estos: 

  • El dolor es normal, personal y siempre real.
  • Existen sensores de peligro, no sensores de dolor.
  • Dolor y daño en el tejido raramente están relacionados
  • El dolor depende del equilibrio entre peligro y seguridad 
  • En el dolor están involucradas diferentes áreas cerebrales.
  • El dolor depende siempre del contexto
  • El dolor es uno de los muchos sistemas de protección del cuerpo
  • Somos bioplásticos
  • Aprender sobre el dolor puede ayudar a las personas que lo sufren 
  • Las estrategias de tratamiento activo favorecen la recuperación 

8. Desarrollar habilidades educativas. La labor del profesional responsable es que la persona responda de manera más acertada a las diferentes cuestiones que suelen atormentar a alguien que tiene dolor (¿qué es el dolor?, ¿qué lo causa?, ¿qué consecuencias tiene?, ¿cómo puedo controlarlo?, ¿cuánto tiempo persistirá?) no es que la persona alcance un nivel experto en neurociencia. A su vez, las personas suelen tener poco o ningún conocimiento e interés sobre la biología del cuerpo humano. Por ello, debemos transmitir un mensaje comprensible, plausible, coherente y atractivo. Para conseguirlo, se recomienda utilizar un lenguaje claro y sencillo (evitar palabras técnicas, poner ejemplos cotidianos, usar metáforas…), ser muy concretos (limitar la información y centrarse en aspectos claves) y utilizar diferentes estrategias que ayuden a mantener atención e interés (historias emocionantes, interacción constante, apoyarse en algún tipo de contenido multimedia…). 

9. Crear un ambiente positivo. “Independientemente de la información que demos, lo más importante es generar una experiencia positiva para la persona y tratar de describir el dolor como algo positivo en la vida de los humanos” (Ben Cormack). Más claro agua…Sé agradable y comprensivo (que se encuentre cómoda,no la juzgues, no se sienta “tonta”…) y céntrate en los factores positivos (objetivos, actividades relevantes, resiliencia…que entienda que es posible la recuperación y que depende de él o ella.). 

10. Utilizar diferentes recursos. En la mayoría de ocasiones las personas vienen con una idea clásica acerca del dolor (daño tejidos=dolor). Modificar creencias muy asentadas en un individuo puede llegar a ser una tarea muy ardua (más cuando toda una sociedad transmite constantemente un mensaje que refuerza las mismas). Por ello, puede ser muy interesante que se complementen las sesiones educativas con vídeos o lecturas complementarias que permitan a la persona analizar y reflexionar acerca del tema (ej. libro “explicando el dolor”, charla TED Lorimer Moseley…). 

Durante estas sesiones es mejor no improvisar a la hora de explicar ciertos conceptos. Por el contrario, se recomienda tener un plan de acción. Aquí una recomendación de pasos a seguir para el desarrollo del currículo educativo. 

  • Define el concepto que deseas explicar (ej. naturaleza no lineal del dolor). Podemos seleccionar conceptos objetivos por orden de prioridad. 
  • Programa los contenidos que deben tratarse para explicar el concepto seleccionado. Se recomienda tener a mano una colección de historias educacionales a las que recurrir (ej. historia de la picadura de serpiente). 
  • Selecciona los recursos educativos que te ayudarán a transmitir y a reforzar el mensaje (ej. sesiones online en https://www.retrainpain.org/espanol) 
  • Elige la manera en que evaluarás el progreso. ¿Cómo sabrás que está aprendiendo? Existen diferentes métodos; observación, preguntas, explicaciones, comentarios… Disponemos hasta de un cuestionario específico para ello: cuestionario de neurofisiología del dolor (ver aquí). Selecciona uno o varios, pero es importante que de alguna manera nos aseguremos que el mensaje está calando.

 Fuente: Moseley L. y Butler D. Explain Pain Supercharged (2017)

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