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Terapia cognitiva funcional para dolor lumbar persistente inespecífico

 

El dolor lumbar rara vez puede asociarse a una causa clara; por el contrario, suelen ser múltiples los factores de diferente naturaleza los que están contribuyendo a que una persona lo sufra. A este respecto, están descritas en la literatura científica diversas características cognitivas, emocionales y de comportamiento que influyen en la percepción de dolor. Quizá uno de los problemas que presentan los tratamientos que se llevan a cabo actualmente para esta dolencia es que no se diseñan teniendo en cuenta la influencia y la interdependencia de todas las variables que condicionan el estado de salud una persona. A fin de evitar este error, lo que recomiendan los expertos en el tema es que, tras realizar una valoración completa, se lleve a cabo una intervención multidimensional con la que poder modificar cada uno de los factores contribuyentes al dolor. Con esta idea nace la terapia cognitiva funcional. 

En anteriores entradas ya mismo que esta terapia, con sus tres pilares básicos: educación del dolor, exposición con control y cambio de hábitos de vida, es una de las mejores opciones por las que optar cuando queremos abordar un dolor lumbar (ver aquí, aquí, aquí y aquí). Ahora, una nueva investigación, que ha sido publicada en la revista Pain Medicine, muestra que es una estrategia más efectiva que los tratamientos convencionales para mejorar el cuadro clínico en personas con dolor lumbar inespecífico que no responden a las intervenciones de atención primaria, donde reinan la medicación, el ejercicio y terapia manual.  

Para llevar a cabo el estudio contaron con la participación de personas que presentaban un dolor lumbar de una duración superior a 3 meses, que daba la cara al realizar movimientos y/o actividad física y que en las últimas 2 semanas había tenido una intensidad igual o superior 3 en una escala numérica de 11 puntos. Asimismo, el grado de inhabilitación provocado por el dolor presentado era igual o superior al 35% en la escala Roland Morris. 

Tras completar una media de aproximadamente 6 sesiones de terapia cognitiva funcional en 12 semanas, las personas presentaron una reducción significativa a nivel estadístico y clínico en la variable principal del estudio: la inhabilitación provocada por el dolor. El descenso en el nivel de esta variable siguió incrementándose en los 3 meses posteriores a la finalización del período experimental; aunque desde el sexto al doceavo mes la inhabilitación sufrió un ligero aumento. Un año después de las mediciones iniciales, la intensidad del dolor, el miedo, la ansiedad y el catastrofismo, pero no la depresión, se habían reducido sustancialmente. Por su parte, la calidad de vida en relación a la salud aumentó durante este período. 

Para comprobar si los efectos de la terapia cognitiva funcional son superiores a los que provocan otro tipo de tratamientos, los resultados obtenidos en estas personas fueron comparados con los que obtuvieron otras que recibieron tratamientos más habituales como la terapia manual, la rehabilitación activa (ejercicio físico) o terapias multidisciplinares. Para ello, cada una de las personas que recibió la TCF fue comparada con 5 personas con las mismas características iniciales pero que recibieron tratamientos convencionales. 

A los 6 meses desde la valoración inicial, el grupo que recibió la TCF presentó una mayor reducción en todas la variables negativas, excepto en la depresión, esto es: la inhabilitación e intensidad del dolor, en el miedo, la ansiedad y el nivel de catastrofismo. No se encontraron diferencias entre grupos en la calidad de vida relacionada con la salud. A los 12 meses, solo se observaron diferencias entre grupos en el miedo y el intensidad del dolor en la pierna; mayor ambas variables en el grupo que recibió un tratamiento convencional. En cuanto a la satisfacción con el tratamiento, esta fue significativamente mayor en el grupo TCF. La proporción de personas “muy satisfechas” o “satisfechas” con su tratamiento fue de 92.6% (TCF) y de 65.6% (convencional) a lo 6 meses y de 84% (TCF) y 65.7% (convencional) a los 12 meses. 

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