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Terapia de calor local en personas activas

En el último tiempo se han publicado varios estudios que mostraron que la aplicación de calor puede aportarnos ciertos beneficios, tanto cuando se utiliza como método de recuperación postesfuerzo (ver aquíaquí) o tras una lesión (ver aquí), como cuando el objetivo es maximizar las adaptaciones producidas por un entrenamiento (ver aquí). Incluso hemos visto que la aplicación de calor, sin la practica conjunta de ejercicio físico, puede provocar cambios significativos en la morfología y función de los músculos esqueléticos (ver aquí). 

Un reciente estudio nos aporta nuevos datos para seguir comprendiendo qué beneficios o perjuicios puede tener la terapia de calor. En este caso el objetivo era tratar de dilucidar si con la aplicación repetida de calor local podemos lograr adaptaciones estructurales y funcionales positivas en personas activas (entrenadores y fisios que realizaban deportes de resistencia o de equipo).

Durante 6 semanas consecutivas los participantes (hombres y mujeres) se coloraron unas almohadillas de calor en uno de los gemelos (el otro servía como control), que llevaron de manera ininterrumpidas de 8 de la mañana a 4 de la tarde. 8 horas al día, los 5 días a la semana. 

Con este protocolo se logró aumentar sustancialmente la temperatura muscular, de 33.5 ± 0.8 °C en reposo a 37.3 ± 0.9 °C a las 3 horas y a 37.6 ± 1.0 °C tras 6 horas de calor local. Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas con respecto a la pierna control ni en las propiedades contráctiles del músculo (amplitud, el tiempo de contracción, tiempo relajación…tras estimulación nervio tibial), ni en el torque isométrico o isocinético máximo ni en la tasa desarrollo de torque (RTD). Tampoco en el área de sección transversal ni en otras variables estructurales (grosor muscular, ángulo de penneación o longitud de los fascículos musculares). 

Estos resultados, ponen en duda que la aplicación de calor local aporte beneficios extra a un entrenamiento físico. Esto va en la línea de los hallazgos de una investigación reciente que mostraban que la inmersión en agua caliente no parece aumentar la tasa de síntesis de proteínas miofibrilares cuando se combina con ejercicio. Sin embargo, como han mostrado otros investigadores y bien concluyen los autores, esto no descarta que con otro tipo de protocolo de calor (mayor temperatura o aplicación a cuerpo entero) no puedan lograrse adaptaciones musculares, ni que no pueda ser una estrategia interesante en población sedentaria o clínica. 

Siguen quedando muchas dudas con este tema, pero poco a poco vamos teniendo un esquema más claro de por dónde van los tiros…

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