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Efectos de la terapia local de calor sobre la estructura y función muscular

En anteriores entradas ya vimos que la terapia de calor puede ser interesante para agilizar y mejorar los procesos de recuperación de lesiones (ver aquí), así como para la acelerar recuperación tras un ejercicio muy intenso (ver aquí). Ahora un nuevo estudio, que ha sido publicado en la Journal of Applied Physiology nos muestra unos datos que la sitúan como una estrategia a considerar para mitigar ciertas consecuencias negativas de la inactividad física que pueden provocar diversas lesiones o patologías.

El objetivo de los investigadores era estudiar los efectos que tiene aplicar terapia local de calor sobre la estructura y la función de la musculatura esquelética en humanos. En concreto se comprobó el impacto en la capacidad de aplicar fuerza; la morfología de las fibras musculares; la distribución de los diferentes tipos de fibras; la expresión de factores angiogénicos y proteínas de choque térmico; la capilarización muscular y el contenido de mitocondrias. 

Los investigadores contaron con la participación de varias personas que expusieron una de sus piernas a calor local 5 días en semana durante 8 semanas. Para ello se les colocaban —por un período de 90 minutos— unos pantalones especiales con un sistema de circulación de agua que elevaron a una temperatura de 52ºC. Esto permitió que la temperatura de la piel de la pierna ascendiera hasta alcanzar los 39.5-40ºC. La otra pierna, que fue seleccionada de manera aleatoria, sirvió para realizar un seguimiento control de los cambios estructurales y funcionales.

Transcurridas las semanas experimentales se observó que el torque isocinético pico de la extensión de la rodilla a 180º/s aumentó en un 6 y 5% a las 4 y 8 semanas, respectivamente. Esta variable aumentó sustancialmente más que en la pierna control, en la que tan solo se modificó levemente (2 y 1%). Por su parte, la fatigabilidad —entendida esta como el trabajo total realizado en 40 contracciones máximas a 180º/s—, el área de sección transversal y la distribución (de los diferentes tipos) de las fibras, el período de estas y el número de fibras que comparten cada capilar no se modificaron durante este período de tiempo en ninguna de las piernas. 

A nivel de capilarización ocurrieron varias cambios interesantes. Por un lado, a lo largo del estudio—seguramente provocado por el descenso en la cantidad de actividad física de muchos de los participantes— el número de capilares alrededor de las fibras tipo I se redujeron en la pierna control y la en la pierna que tratada con calor superficial. En estas fibras no se modificaron el resto de variables asociadas a la capilarización. Por otro, en las fibras tipo II de la pierna control se produjo un descenso de aproximadamente el 10% en el número de capilares en contacto con fibras musculares(CC). La exposición a calor impidió esta reducción. Por último, en la pierna experimental se observaron cambios positivos en el ratio capilares-fibras (C/Fi) y el índice de intercambio perimetral capilar-fibra—siendo este el producto de la división entre el ratio C/Fi y el perímetro de una fibra dada—.

También se comprobó que en la pierna tratada con la terapia de calor local, pero no en la control, aumentó el contenido de la óxido nítrico sintasa endotelial (eNOS) y de ciertas proteínas de choque térmico (HSP20, HSPB5 y HSPB1) que parecen estar implicadas en la regulación de la angiogénesis y en la función de los vasos sanguíneos. Por el contrario no se observaron cambios en la fosforilación de la eNOs, en el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), en la angiopoyetina 1(ANGPT1) ni en las proteínas de choque térmico HSPA1A, HSP90A y HSP90B. Tampoco en la actividad de la enzima citrato sintasa (CS) ni en el contenido de proteínas mitocondriales OXPHOS (proteínas que participan en la cadena respiratoria). 

Con esta nueva investigación se demuestra que la terapia de calor local puede provocar cambios significativos en la morfología y función de los músculos esqueléticos. De esta manera, tras 8 semanas no solo se consiguió aumentar el nivel de fuerza, también se incrementaron las cantidades de eNOS en un 35 % más y se mejoró y/o impidió la reducción temporal en diferentes índices de capilarización del músculo. Los autores del artículo resaltan en sus conclusiones un aspecto muy importante, y es que todos estos cambios fueron logrados con una terapia muy sencilla de implementar, que no requiere supervisión y que es fácil de tolerar.

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