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¿Es el crecimiento muscular un mecanismo necesario para aumentar la fuerza?

En ocasiones es fácil observar una relación entre tamaño muscular y la fuerza que una persona puede ejercer. En otras, también podemos observar un aumento paralelo de estas dos variables. Pero que dos eventos ocurran a la vez no significa que una sea causante de la otra. A pesar de este hecho evidente, son muchas las personas que defienden la necesidad de mejorar el tamaño muscular para conseguir mejorar la función y otras muchas las que siguen este consejo. 

Para conocer si la masa muscular es realmente un factor determinante en las ganancias de fuerza os traemos algunos datos aportados por Jeremy P. Loenneke y sus colegas en su última revisión, publicada el pasado mes. 

A pesar de que desde principio del siglo pasado se cuestionaba la relación causal entre estas variables, en 1970 un estudio realizado por Ikai y Fukunaga empezó a cambiar ciertas creencias: mostraron que los cambios en la fuerza parecían ajustarse a los cambios en el área de sección transversal después de 100 días de entrenamiento con contracciones isométricas de flexión de codo. Esto se ha vuelto ha observar en otros experimentos con entrenamiento y con ayudas farmacológicas. Sin embargo, lo que observaron solo fue una relación entre dos variables, no investigaron si existía una relación causa-efecto. 

Uno de los estudios más citados al respecto es el publicado por Moritani and DeVries en 1979: 8 semanas de entrenamiento de flexión de codo con un brazo y el otro brazo actuando como control. Observaron cambios cambios en la actividad electromiográfica y dedujeron que la hipertrofia estaba jugando un rol significativo en las ganancias de fuerza. Asumieron esto como verdad al observar un cambio concomitante en la circunferencia del brazo. Un año después, utilizando la misma técnica electromiográfica, concluyeron que “la hipertrofia contribuye al desarrollo de la fuerza en sujetos jóvenes, especialmente en fases más tardías, mientras que los factores neutrales contribuyen al aumento de la fuerza en las primeras fases”. De ahí nació la historia que se usa habitualmente para explicar las ganancias de fuerza: “neural primero y después hipertrofia”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este trabajo que ha sido citado en numerosas ocasiones, no midió el crecimiento muscular. 

Es importante conocer que ninguno de estos estudios fueron diseñados para responder a la cuestión de si las ganancias de masa muscular son importantes para los aumentos en los valores de fuerza… 

¿Qué pasaría si ambos brazos se entrenasen, pero con uno se realizara un entrenamiento enfocado a la reducción del crecimiento muscular? Un reciente estudio que hizo esto, ha demostrado un cambio en la fuerza similar para los dos brazos, a pesar de que uno experimentó ganancias de masa muscular y el otro no. Por otra parte, otros estudios han mostrado que las personas que experimentaron mayores ganancias de hipertrofia tras un periodo de entrenamiento no consiguieron mejorar más la fuerza que otras que realizaron un protocolo que minimizaba el crecimiento muscular. En esta misma línea, en la siguiente figura puede observarse como 5 dosis diferentes de testosterona provocan cambios en la fuerza que no se correlacionan con los cambios en el tamaño del músculo. 

¿Qué pasaría si dos grupos realizan un entrenamiento para conseguir las mismas ganancias en la masa muscular pero uno de ellos tratara de eliminar las ganancias de fuerza?  Ya existen estudios cuyos resultados muestran que un entrenamiento o la administración de ciertos productos anabolizantes puede mejorar el tamaño muscular sin aumentar la fuerza voluntaria máxima. A su vez, se ha mostrado que, en un periodo de 5 años, personas mayores pueden experimentar una pérdida de fuerza a pesa de aumentar su masa muscular. Y también se ha observado que puede darse una disminución de hipertrofia sin que se reduzca la fuerza. Es decir, que ya sabemos que el crecimiento muscular no es suficiente para aumentar o mantener los valores de fuerza y que la pérdida de músculo no implica una pérdida de fuerza. 

Los autores de esta revisión comentan “no podemos descartar definitivamente a los cambios en el tamaño muscular como mecanismo para modificar la fuerza, no obstante, existe evidencia experimental en contra de este mecanismo y no existe evidencia experimental a favor”. Los principales candidatos, resumen, parecen ser adaptaciones a nivel del sistema nervioso (corteza motora, médula espinal, alteración en motoneuronas…) y adaptaciones musculares independientes de la hipertrofia (modificación a nivel de fibras; composición miosina, patrón liberación de calcio, cambios en componentes involucrados en contracción muscular como unión neuromuscular o receptores de rianodina…).

En definitiva, aunque son necesario más estudios que sigan aportando datos sobre esta relación hipertrofia-fuerza, ya existe alguna evidencia experimental que muestra que aunque puedan darse aumentos simultáneos en la masa muscular y en los valores de fuerza (figura a), esto no es sinónimo de que sean dependientes el uno del otro. Así, puede darse que dos personas mejoren por igual la fuerza y que solo una muestre un crecimiento muscular (figura b) o que se de un aumento de músculo sin que la fuerza aumente (figura c). 

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