[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=»No existe interferencia entre tareas de equilibrio» font_container=»tag:p|font_size:30|text_align:left|color:%231e1e1e» google_fonts=»font_family:Open%20Sans%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C600%2C600italic%2C700%2C700italic%2C800%2C800italic|font_style:600%20bold%20italic%3A600%3Aitalic»][ultimate_spacer height=»30″ height_on_tabs=»15″ height_on_tabs_portrait=»15″ height_on_mob_landscape=»15″ height_on_mob=»15″][vc_column_text]
Han sido numerosas las ocasiones en las que hemos publicado artículos que mostraron la importancia de entrenar de manera específica el equilibrio (Nagy E y col. 2018, Ringhof S. y Stein T. ,2018, Giboin L-S y col. 2018, Giboin L-S y col. 2018(2)). Como ya hemos comentado “no se tiene más o menos equilibrio, se tiene más o menos equilibro en un tarea determinada” y que, por ello, debemos replantearnos la utilidad de cierto tipo de materiales o ejercicios que suelen emplearse con el fin de mejorar “el equilibrio” de una persona.
Por si alguien sigue con dudas y poco convencido, volvemos a traer un nuevo artículo que, tras realizar dos experimentos diferentes, muestra resultados que van en esta misma línea. Se empiezan a acumular…
En el primer experimento contaron con la participación de 26 jóvenes (15 hombres y 11 mujeres) de una media de 26 ± 7 años. El objetivo era mejorar el tiempo que las personas eran capaces de permanecer a un pie sobre una plataforma inestable de madera (“tilt board”) que desafiaba la estabilidad en el plano frontal. Para ello se programaron 6 sesiones de 2 tipos de entrenamiento diferentes: uno en el que solo se utilizaba este material y se practicaba la tarea objetivo (15 repeticiones/ sesión), y otro en el que además de esto, se añadían series sobre “slackline» (15 repeticiones “tilt board”+ 15 repeticiones “slackline”/ sesión, alternando materiales). Se añadió un grupo control para descartar que los cambios se debieran al paso del tiempo.
Los resultados son claros. Ambos grupos de entrenamiento mejoraron el rendimiento en la tarea objetivo (de 3 a 7-8 segundos) más que el grupo control, que apenas experimentó cambios (de 3 a 4-5 segundos). Sin embargo, a pesar de la disparidad de repeticiones por sesión, no se observaron diferencias significativas en las mejoras que se dieron en los grupos de entrenamiento.
Con el segundo experimento, en el que participaron 40 personas de edad similar, el objetivo era comprobar qué efectos tenía la inclusión de repeticiones en “slackline” como sustitutivo de repeticiones en “tilt board” sobre el rendimiento en este último. Los sujetos fueron divididos en 3 grupos: uno que durante 3 semanas realizó 9 sesiones de 20 repeticiones sobre “tilt board”, otro que durante el mismo periodo completó el mismo volumen de entrenamiento pero sustituyendo en la segunda semana “tilt board” por “slackline”, y uno último que entrenó con “tilt board” solo la primera y la tercera semana. De esta manera podía compararse los efectos del volumen (2 vs 3 semanas de entrenamiento sobre “tilt board”) y del tipo de material (3 semanas en “tilt board” vs 2 semanas “tilt board” + 1 semana “slackine”).
¿Resultados? Después de las 3 semanas de entrenamiento todos los grupos mejoraron el tiempo que eran capaces de mantenerse en equilibrio. No obstante, tras realizar el análisis de los datos obtenidos, los investigadores no encontraron diferencias significativas en los cambios de rendimiento que experimentaron los diferentes grupos. Dicho esto, puede observarse una ligera superioridad (no significativa a nivel estadístico) del grupo que combinó ambos ejercicios. Esto, teniendo en cuenta resultados anteriores y conociendo los efectos beneficiosos de la motivación para optimizar el aprendizaje motor, podría ser una consecuencia de los niveles de motivación presentes en los grupos de entrenamiento. Por tanto, deberemos de entrenar de manera específica, sí, pero sin olvidar otras variables que tienen también una importancia notable en las adaptaciones que se producirán.
Tal y como concluyen los autores de este artículo, “los resultados de este estudio sugieren que agregar de manera adicional una tarea de equilibrio diferente, en la misma sesión o entre sesiones, no interfiere con el aprendizaje motor de una tarea de equilibrio novedosa. La falta de interferencia, positiva o negativa, corrobora el concepto de que el entrenamiento de equilibrio produce en su mayoría adaptaciones específicas a distintas tareas que no interfieren entre sí”.
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